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![]() uién
entra en un jardín y se depara con una de las esculturas de José
Alcântara va llevar un susto doble. El primero por pensar que está
delante de un animal de verdad y el segundo cuando descubra que el animal
en cuestión es hecho de madera. Es eso lo que acontece con la mayoría
de las personas que ven las onzas, caimanes,, garzas y coruyas esculpidas
por el. Esa perfección en los detalles rindió a Alcântara
una posición destacada entre los Cada animal
nace de una larga y cuidadosa pesquisa: en ilustraciones de libros y revistas;
en estudios, detalles y posturas, realizados por el artista; en visitas
al zoológico para, al vivo, José
Alcântara busca su materia prima en los desmatamientos en el entorno
de la ciudad de Manaus. Transporta las maderas hasta su local de trabajo,
en la Central de Artesanato Branco e Silva. Trabaja también en
su taller amplío y bien organizado, en su ex-residencia en el barrio
Petrópolis, donde aún viven sus hijos, artistas-herederos
de su técnica. Allá,
José Alcântara selecciona en el tronco algunos volumenes,
y ya en el corte de la motosierra comienza a definir el formato de la
escultura del bicho. Enseguida , con el uso de una hachuela, va desbastando
la madera y sutilmente comienza a identificarse la futura escultura -
una onza, un pirarucu. Ahora, con el enchó, la madera comienza
a ganar algún refinamiento, y con entalladeras, formones y maceta
de palo, el |
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